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Te miro y palidece hasta mi alma. Me
crucificas con tu ardiente y escalofriante
mirada, y ensangrentado me veo en el
fondo de tos ojos fríos color oscuridad.

Me miras y haces temblar el aire
que se abraza de mi cuerpo, se murieron
las miradas tiernas que tiempo atrás
tu alma y la mía se sentaban bajo
la luna para verlas nacer.

En mi memoria solo flotan recuerdos
de un ayer, recuerdos oscuros recuerdos
de placer, recuerdos de un presente
que juntos hicimos desaparecer.

Frente a ti me encuentro hoy arrodillado
ante tu alma, mirando mi propio cuerpo
entre tus ojos enjaulado. Enamorado aun
estoy de tus pecados, pues los momentos
de gloria fueron pocos a tu lado.







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